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Como es la mujer rural
“Al haber sido siempre consideradas como un grupo no definido, a medio camino entre el papel tradicional de soporte de la familia y el de colaboradora de la explotación familiar, las mujeres del medio rural no han visto reconocida la importante función que siempre han tenido dentro de la explotación familiar y agraria y de la cohesión social, económica y cultural de las poblaciones rurales”
(Resoluciones IV Congreso UPA – Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos).
Como ocurrió en la mayoría de las zonas rurales hace algunas décadas, en la Sierra Norte de Madrid la mujer rural sufrió el anonimato laboral.
Podríamos decir que las mujeres serranas eran invisibles en su función de trabajadoras. La mujer desde muy joven trabajaba en las labores del campo ayudando a su padre (no trabajando para su padre) hasta que se casaba y pasaba a ayudar a su esposo (no trabajando para su esposo). Una mujer pasaba su vida trabajando duramente pero no como trabajadora, sólo ayudaba en las labores y no constaba como trabajadora en ningún lugar. Por esta razón al final de su vida no tenía vida laboral, y por tanto, carecía de derechos.
A partir de los años 50 su alternativa laboral era salir a los centros urbanos para emplearse como asistenta y más tarde pudo acceder a trabajar como obrera en alguna fabrica. La mujer que se trasladaba al medio rural venía, salvo excepciones, a incorporarse como maestra en las escuelas.
En los últimos años las mujeres que viven en la Sierra o bien se han hecho cargo de la explotación familiar ó bien se trasladan al medio rural preparadas y cualificadas.
Hoy día el perfil de la mujer que trabaja en la Sierra es de un alto nivel de preparación, que en ocasiones dificulta el poder acceder a un puesto de trabajo que no existe. La salida para estas mujeres es el desplazarse a la capital a trabajar ó el crear su propio puesto de trabajo mediante el autoempleo. En estos momentos podemos decir que la mujer serrana tiene un importantísimo lugar en el tejido empresarial de la Sierra Norte de Madrid.
Como ocurrió en la mayoría de las zonas rurales hace algunas décadas, en la Sierra Norte de Madrid la mujer rural sufrió el anonimato laboral.
Podríamos decir que las mujeres serranas eran invisibles en su función de trabajadoras. La mujer desde muy joven trabajaba en las labores del campo ayudando a su padre (no trabajando para su padre) hasta que se casaba y pasaba a ayudar a su esposo (no trabajando para su esposo). Una mujer pasaba su vida trabajando duramente pero no como trabajadora, sólo ayudaba en las labores y no constaba como trabajadora en ningún lugar. Por esta razón al final de su vida no tenía vida laboral, y por tanto, carecía de derechos.
A partir de los años 50 su alternativa laboral era salir a los centros urbanos para emplearse como asistenta y más tarde pudo acceder a trabajar como obrera en alguna fabrica. La mujer que se trasladaba al medio rural venía, salvo excepciones, a incorporarse como maestra en las escuelas.
En los últimos años las mujeres que viven en la Sierra o bien se han hecho cargo de la explotación familiar ó bien se trasladan al medio rural preparadas y cualificadas.
Hoy día el perfil de la mujer que trabaja en la Sierra es de un alto nivel de preparación, que en ocasiones dificulta el poder acceder a un puesto de trabajo que no existe. La salida para estas mujeres es el desplazarse a la capital a trabajar ó el crear su propio puesto de trabajo mediante el autoempleo. En estos momentos podemos decir que la mujer serrana tiene un importantísimo lugar en el tejido empresarial de la Sierra Norte de Madrid.(fuente: Red-Nor)